SINOPSIS · Un adolescente aparece asesinado en una acequia de los alrededores de Elche. Viste únicamente unos calzoncillos blancos tipo slip de talla muy grande, tiene las uñas y labios pintados, una gran peluca rubia de mujer y en el vientre un número “2”, que el asesino le dibujó con el mismo pintalabios.
Las investigaciones que llevará a cabo la subinspectora de Policía Judicial Manoli González-Mesa, le conducirán a constatar algunas turbadoras evidencias : el chico procedía de Oriente Medio, había escapado de un centro de acogida de menores de Madrid, era homosexual y sufrió palizas y vejaciones durante su estancia en el centro.
Manoli y sus compañeros Santi y Alicia, así como sus superiores jerárquicos, el Inspector Piedrahita y la Comisaria Rubio, se enfrentarán a las trabas administrativas y burocráticas que retrasarán la buena marcha de las investigaciones, aún teniendo el apoyo de la Jueza Diana Freixes.
Celadores, vigilantes, asistentes sociales, médicos y personal administrativo y directivo del centro de acogida serán esenciales para el desarrollo de la trama que se verá seriamente entorpecida por la aparición de nuevos cadáveres.
Manoli G.Mesa, Licenciada en Psicología, dará finalmente con la clave que esclarecerá los asesinatos.
El cadáver está panza arriba y todo el conjunto de lo que fue un ser humano más la parrilla de hierro a la que se halla fijado tiene unas dimensiones enormes, de dos por dos metros, y se encuentra apoyado sobre cuatro patas metálicas que tienen muy poca más altura que los respaldos de los bancos de las filas tres y cuatro de la derecha. Alicia Humanes se arrodilla entre los bancos y realiza media docena de fotografías de la espalda y zona posterior de la víctima, lo que le permite comprobar que “también” está asado por detrás. Manoli, situada de pie sobre el asiento del banco de la cuarta fila realiza también diez o doce fotografías con su teléfono móvil, procurando tomar detalles del rostro, pies, manos y torso desde poca distancia. La víctima es, evidentemente, de género masculino y está desnudo, a diferencia de los dos anteriores. Está tan quemado que resulta difícil apreciar nada más, por lo que ambas subinspectoras dan por concluída su investigación inicial y se disponen a marcharse.
El asesino del santoral
Juan Vicente Sampedro, novelista y columnista